Estoy seguro de que el caballero de la fotografía me corregiría diciéndome que, realmente, nunca se han marchado o que todavía no los habiamos guardado.
A mi me gusta la lluvia, es cierto que cuando persiste puede llegar a cansarme; pero el verde se paga. Prefiero llegar al verano con los montes verdes, los ríos rebosantes y los embalses llenos.
Pues va a ser por la lluvia. Lo del verde, digo 😉
Un abrazo, Guille.
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Entre porras cosas. Un abrazo.
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Que sería de Galicia sin la lluvia.
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No lo sé y tampoco me apetece averiguarlo. Un abrazo.
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jajajaja claro.
Un abrazo Guillermo
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